5 CANCIONES DE SÁBADO POR LA NOCHE
- historiasamalgama
- 28 mar 2019
- 5 Min. de lectura
Por: Pablo Muñoz

—Aló—
—Buenas noches, estoy buscando a Churos—
—Mijo, a él se le quedó el celular en la casa. Si lo necesita, búsquelo en el parque Caldas, está con sus amigos—
—Bueno, señora. Muchas gracias. Hasta luego —
Es sábado y son las 8:13 pm, en el parque se ve poca gente, la última esperanza es San Francisco. Necesito encontrarlo para que me explique cómo llego a la finca en la que entrenan BMX, voy a hacer una nota sobre ese grupo. Ahí está el Mono y Emilio, ellos conocen a Churos, decidimos esperarlo hasta las 9 a ver si llega, pero parece que nada, que anda rodando en otra parte. Escuchamos algo del reggaetón clásico, del underground, según el mono. En esas me gritan, Pana, ahí llegó. Me giré y ya venía hacia nosotros, montado en su bicicleta.
Le pregunto por lo de mañana, me da las indicaciones, cuadramos, hacemos unos audios y breve. Vamos a dar una vuelta al centro. El parque sigue a medio llenar, pero sin pinta de nada, ayer estaba repleto de gente, en todas partes se hacía música, había malabares y se hablaba de todo tipo de cosas. Nos encontramos a un amigo, nos cuenta que la situación del Cairo está muy jodida, que las fuerzas militares están haciendo un uso desmesurado de la fuerza, que el ambiente está muy raro, demasiado tenso, la ciudad está incomunicada por vía terrestre. Se habla mucho de la vaina, además hay unas delegaciones del país que vienen a debatir sobre la educación pública, sólo a ellos los han dejado pasar.
Se ve gente en las esquinas, dando vueltas, conociendo el centro, de a pocos se va acomodando la noche y llega bastante gente, el gran poeta Elvio Cáceres está recitando alguno de sus magníficos versos, junto a personas de afuera que se embelesan de sus letras.
—¿Ese tipo vive en la calle? — Pregunta el Mono.
—No, le dicen el poeta de la calle porque se la pasa volteando por toda la ciudad vendiendo diferente tipo de cosas, es siempre mágico cuando recita su poema a Aurelio Arturo—
Aurelio Arturo
Por ti, por ti
El sur, es el sur
—Pero, el poeta de la calle era Daddy Yankee— Dice el mono.
—Obvio, ¿vos crees que Don Elvio, se le puede comparar? —Le responde Emilio. Nos reímos.
Por ahí anda el man que siempre sale a tocar guitarra y armónica, se nos acerca y nos pregunta que si nos gusta el Black Metal. Yo le digo que nos gusta un poco más el jazz y el blues, mientras se sienta enfrente de nosotros y ubica su armónica. La gente comienza a llenar el parque, los que salieron anoche, apenas se recuperan y ya son las 11:30.
Oscuro Vagón, yo te amé
Doncella, de cristal, te amaré mujer
Antes de que pare el tren
Entonces por alguna extraña razón, sus notas algo pérdidas por sus años de ausencias, me llevan a muchos sitios, a otros días, me recuerdan a Bruce Willis cantando Devil Woman, me da la sensación de que, en algún momento de su vida, antes de tanto mundo y tanto andar, tenía gran talento con los instrumentos, me alegra que haga ruido.
—¿Se nota no? —Nos dice a media canción y para.
—Estás enamorado, contame de quién— le responde Emilio.
—Claro, de mi princesa—
—Pero díganme, ¿a ustedes les gusta el Black metal cierto? —
—Al piso, a todos nos gusta, sobre todo a él- Responde el Mono y me señala.
Se acerca la guitarra a sus dientes e intenta tocar unas notas, a él parece realmente gustarle mucho el Black metal, así no entienda bien lo que dice, le apasiona inmensamente.
—¿A usted le gusta el Black metal o no? —
—Dale pues, dale— Le respondo ya, con cierta curiosidad.
Comienza a tocar una pieza musical, sin inicio ni fin, va por un lado y luego por el otro, a veces pareciera que toca algo de ACDC, pero cambia de melodía. Para.
—Hace 11 años que aprendí a tocar guitarra y he tenido muchísimas, algunas me las han robado, otras se han dañado, pero la pasión me hace buscar siempre otra, no dejó la
música—
Reunimos monedas entre los tres y le agradecemos por ambientar la noche, que es fría y está repleta de gente desconocida.
—Gracias padres— Nos dice.
—Ahora vamos con un Jimmy Hendrix pues, Hey Joe—
Le ofrecemos aguapanela de frutas para que refresque la voz, pero se decepciona porque pensaba que era Chirrinfly y es viernes, ni modo, la rechaza con algo de desprecio.
—Pero voy a tocar algo más movido, algo de Bob Dylan—
—Uy, ése estaba áspero hombre, que pasa— Dice el Mono con ése tono que ya le conocemos y nos hace reír un poco a Emilio y a mí.
En medio de todo es la vez que mejor lo he escuchado tocar, aún está sobrio, así no termine
ninguna canción, revienta las cuerdas de la guitarra, cierra los ojos y mientras no canta, aprieta sus dientes. Se detiene de nuevo.
—Escúchese ésta canción, es de los hippies y se llama Freedom—
A media canción, se detiene, nos mira y dice —¿Chimba no ?, es de Richie Heaven, es del año 1969. Pero a mí me gusta mucho la música, hasta Flamenco español puedo tocar. Bacano ustedes, que pena molestarlos—
—Gracias por tu música— Le decimos los tres, realmente contentos de haber pasado un rato extraño y distinto.
—Gracias a ustedes que me aceptan, mi intención no es dinero y si quieren nos compramos un chorro. Yo digo que la libertad es esto muchachos, no podemos estar controlados todo el tiempo, hay que salir y tomarse sus tragos. Pero me voy a buscar parche pues, luego nos vemos. Bacano muchachos, un amigo más, Gustavo. Soy electricista y todo. Me gusta vivir la vida como un hijueputa, acaso quién dijo que no, ustedes me aceptaron y gracias. Es que a mí nadie me acepta, siempre me miran raro, en los parches, siempre dicen como este man que y lo otro, pero este es mi día de descanso y me gusta vivirlo al máximo y como a mí me place, tocando música y pasándola bien con buenas personas. Nos vemos en el cielo, porque en el infierno no. Todo bien papá—
Y nos deja, nos quedamos hablando un rato, se ve ya bastante movimiento, yo me siento cansado, tengo ganas de irme a casa porque dejé iniciada Rocky ll y creo que, desde ahora, soy fan de esa saga. Tengo a Spinetta descargado en mi celular, listo para acompañarme en el camino, le debo mucho a su música. El anillo del Capitán Beto, es el tema de las nostalgias, de los días en que uno se pierde y no sabe para dónde coger, pero aunque hoy no se siente así, es mejor cuando está de noche y las calles están solas, se puede cantarle a los árboles, que como diría Elvio Cáceres, no caminan, sólo se mueven a su sombra y me voy, paso por el puente de Los Hurapanes y me pierdo en las ideas, la música y las buenas compañías.
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