MINGA
- historiasamalgama
- 8 abr 2019
- 2 Min. de lectura
Historia de América

Señor lector, hoy no vengo a narrarle la historia que usted ya se sabe. La que le contaron al derecho o al revés, sobre un hombre llamado Colón y lo que vino después. Sabemos que hubo mezcla, muerte, bautizo, genocidio, saqueo, y nacimiento. Que los mismos pusieron resistencia, los pueblos Coconuco, Totoró, también Pubenenses y los Guambianos. Que luego los Dones se distribuyeron la tierra y que desde ese siglo pasado los gobernadores de ese territorio se vieron enfrentados con esos, los atrevidos, de los que antes era la tierra. Los Dones andaban preocupados, para todo intento de dominación estaba la misma respuesta, resistencia. Pero ese cuento ya lo escucharon, o tal vez un poquito más alterado.
Vengo a hablarles de la casa, esa vieja que está en la esquina, en la que si uno se asoma puede ver bastones verdes y rojos.El ambiente estaba armonizado por las palabras: Guardia, guardia. Fuerza, fuerza. Por mi raza, por mi tierra. De esa calle espejo dividida en los discursos, repeticiones de los Dones, que por casualidad esa mañana no se encontraban ahí. Esos muchachos y muchachas de bien, repetían indignados: trabajen, trabajen para que aprendan a producir. Sus peticiones eran dignas: ¡gasolina y que abran la vía!, no hay doblegarse ante ellos. No, eso solo ante Dios y el Don.
La jornada siguió violenta, entre insultos y otras maniobras de piedra, los indignados prefirieron ignorar las peticiones de los indignos, ni sus testimonios de guerra, ni su bandera para la paz, ni sus historias sobre sus amigos asesinados, ni sobre proteger el agua y la tierra. La calle seguía dividida en un espejismo, y aunque todos eran hermanos, algunos todavía olvidaban los lazos para pensar en esos cuentos que los Dones les habían echado. Pero ese cuento probablemente ya lo habían escuchado, en alguna emisora o canal de televisión pago, y probablemente un poquito más alterado.
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En el Cauca los grupos armados ilegales siguen afectando el día a día de las comunidades indígenas, campesinas y afro, junto la corrupción y el olvido del Estado. Durante décadas, la Minga, la reunión de fuerzas de estas comunidades, ha exigido en el mandato de diferentes presidentes la paz en el territorio, el acceso a la tierra y la autonomía de sus pueblos. El Cauca durante décadas se ha construido en Minga.
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