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No hay tiempo ni para cagar

  • Foto del escritor: historiasamalgama
    historiasamalgama
  • 16 dic 2018
  • 2 Min. de lectura

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Escuché esta conversación un sábado en la noche, como de costumbre tomé la Línea Victoria desde donde vivía para viajar hasta Seven sisters, una zona al norte de Londres. Sentada me iba preparando para el encuentro, me ponía mis audífonos mientras tarareaba las palabras de Ray Barreto “¡Diablo!, tú no puedes conmigo”. Afuera, me esperaba uno de los nichos más grandes para latinoamericanos al frente de la estación, un mercado latino con restaurantes colombianos, venezolanos y discotecas dominicanas. Se llamaba el pueblito paisa (por supuesto, solo un paisa iba a montar una sucursal al otro lado del mundo), pero su aspecto era parecido al de un viejo San Andresito, adentro se podían conseguir desde fajas, morcilla, aguardiente, empanadas, harina pan, bom bom bun, colchones y alguna invitación a una nueva iglesia cristiana. Estaban todos afuera, ruidosos, alegres tomándose la calle, yo me dejaba llevar por mis nostalgias y Londres dejaba de ser Londres. La ciudad les daba permiso para resignificarla y habitarla de nuevo con sus sincretismos, sus bailes y el olor de sus comidas. Yo me sentaba a escucharlos, nos hacíamos amigos rápidamente y hablábamos de sus travesías para llegar hasta ahí, las alegrías, las tristezas, las batallas diarias, las nostalgias.

*

Sujeto uno: Voy a devolverme, la libra está bajando como el dólar…estoy ganando lo mismo que puedo ganar en Ecuador. Ella me tiene como loco… quiere ver a su mamá, yo quiero ver a mis hijos. Todo mi dinero se está yendo en el alquiler.

Sujeto dos: Yo no puedo devolverme sin algo. Necesito la plata suficiente para una casa en mi pueblo, para vivir mejor, no puedo retroceder. Llevo años acá y vivo tranquilo... pero no estoy satisfecho.

Sujeto uno: Estaba pensando en tomar un segundo trabajo, me ofrecieron uno ayer. Podría ganar más, pero dormiría dos horas… no hay tiempo ni para cagar (ríe pensativo).

Sujeto dos: (Responde riendo) Eso le dije a mi sobrino que quiere venirse, me recordó a mí. Pasan los años y se van acabando las expectativas que uno tenía y uno se da cuenta que probablemente no se cumplirán. Igual se aprende mucho, venirme para acá me hizo más humilde. No hay de otra… hay que seguir trabajando.

Sujeto uno :(Responde sonriendo) No hay de otra.

*

Por más de nueve años los comerciantes, visitantes y organizaciones han llevado una batalla legal con dos mega constructoras inglesas que intentan desalojar a los comerciantes para construir un edificio de apartamentos modernos. No han podido hasta el momento y aunque el miedo a que los desalojen sigue siendo algo de todos los días, los fines de semana todavía se baila salsa.


Mira algunas imágenes de este rincón de Londres, del documental de Klearjos Eduardo Papanicolaou.


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Revista Entropía 2020

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