LAURA

Laura, Laura . Debiste decirlo fuerte.

Lo decía, siempre lo dije, pero sin rabia, sin argumentos, en silencio a veces. “¿Por qué no?”, respondía.

Ayer el entrenador me insinuó hacer deporte sin ropa, no dije nada. A veces mis conocidos me reclaman: “¿Por qué no te haces respetar? ¿Por qué no lo paras? ¿Te gusta?”

No, no me gusta.

Ojalá pudiera explicar qué pasa por mi cabeza cuando la misma persona me besa el cuello desprevenida, o me da la mano sin pedírselo. A veces solo dejo que pasen las cosas y después en medio de mis pensamientos me desprecio, por evitar pronunciar un no o por decirlo tardíamente.

*

“Relájate, solo flota en el agua”, me advirtió esa mañana mientras lamía mi pezón. Fue un día en la piscina. Mi hermana estudiaba en la universidad. Él era mi cuñado, yo tenía 12.

Realmente no lo recordaba, no lo tuve presente por mucho tiempo, hasta que en una conversación el recuerdo vino como una ráfaga y mi boca se selló y no pude pronunciar o escuchar su nombre de nuevo, sin que retumbara en mi mente, una, dos, tres, hasta que llegaba la noche y yo no durmiera porque, una, dos, tres veces sonaba en mí: ¿Por qué no? ¿Por qué no? ¿Por qué no?

No lo hagas. ¿Por qué no? y repetía las imágenes de cómo él hizo que mis senos se volvieran su lugar de vacaciones, de cómo mi cuerpo dejó de ser mío.

*

Los regalos aún reposan en mi cuarto porque él siempre intentó pagar, comida o ropa y en los últimos meses cumplió mi sueño de tener mi propia biblioteca. Para mí estuvo bien, porque en esos cuatro años no reaccioné a lo que ocurría, siempre creí que él era bueno.

Hasta que un fin de semana hice una maratón de series con él y mi hermana, cuando ella se alejó por un momento, pasó.

- No lo hagas

- ¿Por qué no?

Lo miré fijamente - No me toques, si lo vuelves a hacer le voy a decir a mi hermana, a mi papá y a todos.

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Abuso: cualquier actividad sexual entre dos o más personas sin consentimiento de alguno de ellos.

Fui abusada, pero me cuesta aceptarlo, cuando le dije a mi mamá ella solo me reprochó por permitirlo, porque parezco de un carácter fuerte, a eso solo bajé la mirada y dije, “no sé, no sé”, negando con la cabeza ¿Y ahora?

No puedo describir qué siento cuando me veo en el espejo desnuda, cuando personas desconocidas se acercan mucho, cuando alguien no tan cercano me intenta abrazar o me besa la espalda o cuando me tocan el trasero en la calle y nadie dice nada. Y yo no digo nada. Porque en realidad quisiera haberlo hecho, fuerte y un poco agresiva: “No Mateo, porque es mi cuerpo, porque no me gusta”. O gritar, tal vez, porque siempre grité sola, cuando no había nadie en casa, sin que me escucharan, no en el momento preciso, para que pararan o dijeran, te entiendo, todo estará bien.